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El ferry duró 18 horas que pasaron bastante rápido pues fueron en su mayoría durante la noche y estábamos taaaan cansados que dormimos como angelitos hehehehe. En el barco había de todo: restaurante, cafetería, áreas de juego, cine, un pequeño supermercado,...
Nos dejó en Rosslare Harbour (de ahí es la foto, de la llegada) y subimos hasta Dublín donde hicimos noche en un hosteliño con gente tan acogedora que no puedo dejar de recomendar, el Kinlay House Dublin. Nos ayudaron un montón en nuestras variadas dudas e incluso llamaron a una inmobiliaria amiga, si llegais a Dublín y no teneis dónde dormir (como fué nuestro caso), este sitio es fantástico y permite que toda la familia duerma junta.
Al día siguiente ya tomamos posesión de la que será nuestra casiña este mes y que tiene unas vistas que como veis, bien podrían ser gallegas :)
Por ahora no hemos hecho mucho "turismo", pero en cuanto empecemos os iré enseñando. Una vez más quisiera daros las gracias a los que nos habéis acompañado virtualmente en el viaje, todos los comentarios que me habéis ido dejando en el blog han sido muy valiosos, gracias :) Y por supuesto también las más profundas y cariñosas gracias a los que nos han cobijado en el camino, hubo días que pensé que no encontraríamos pesebre :)