En nuestro viaje hacia Irlanda nos dieron cobijo varios amigos de esos que hacen que te sientas en familia, tuvimos la inmensa suerte no sólo de estar arropados por personas maravillosas si no también de sentirnos en tierra hermana.
En Euskadi nos encontramos con una familia cariñosa, que nos hizo sentir como en nuestra propia casa de cómodos y de queridos. Y qué bonito es txakusine! que bonito oir a las niñas hablar en euskera, cómo ganan en matices las lenguas en la boca de los niños, nos encantó visitarles, muchas gracias txakusineros :*
También paramos un par de días en la Bretaña francesa, en casa de unos amigos de mis padres que nos recibieron también como si fuéramos familia y todo a pesar de que fuimos una visita sorpresa.
Descubrimos una tierra de la que marchamos profundamente enamorados y con ganas de quedarnos a vivir allá, un sitio precioso con unas viviendas cuidadas, reconstruídas respetando la arquitectura tradicional y llenas de flores de colores, miraras a dónde miraras, un manto de color te recibía.
Una tierra hermana de la nuestra, con muchos puntos en común que quizás vengan dados por ser también nación celta y en dónde nos reconocíamos como pueblo a cada paso: en los paisajes verdes y boscosos, en las viviendas de pequeñas piedras y techados de pizarra (en algún caso provenientes de Galicia por el bajo coste), en los cruceiros que también protegen sus caminos, en los trajes tradicionales y en la música...
Esa música guerrera que levanta las almas a luchar por las injusticias y que hizo vibrar la nuestra cuando nos cruzamos con este grupo en Guingamp.
También en el hecho de tener una lengua que ha sido devorada por otra, de la que me cuentan que apenas quedan hablantes y que las nuevas generaciones ni siquiera entienden. Qué tristeza me produce que se muera un pedazo de historia de la humanidad, se mueren palabras, giros, expresiones únicas. Qué penita que a algunos la cultura sí les ocupe lugar y que puestos a aprender varias lenguas unos prefieran saber menos pues en sus cerebros existe la erronea creencia de que menos es más.
Allí la toponimia está en las dos lenguas, al igual que en Euskadi
En Galicia durante el gobierno de Fraga (aunque resulte paradójico) afortunadamente se adoptó la toponimia original como la única válida y ya no sufrimos las terribles traducciones que nos hacían desde "Madrid", como ejemplo, está el caso de la aldea de "Niño d'Aguia" (nido del águila) que fué castellanizada como El niño de la guía o quizás el más conocido de "Sanxenxo" (San Ginés) que fué traducido como "Sanjenjo"
Nos despedimos profundamente agradecidos por la hospitalidad y enamorados de estas dos pequeñas naciones a las que volveremos sin dudarlo :)