Aquí los susodichos navegando en olas de hierba
Y aprovechando que no llovía y no hacía frío, nos fuimos para el regatiño que pasa cerca de casa a echarlos a nadar.
Y llenos de nervios los echamos al agua, dudando si flotarían o no
La corriente los llevaba rápido y todo era un gritar y correr para desengancharlos de las orillas
El bote de naúfragos, como le llamaba el papi, fué el que marchó más garboso río abajo
Y parecía que era el más resistente pero se hundió cual Titanic de corcho al poco de zarpar
Los que más lejos llegaron fueron los de papel
Un día de navegación realmente divertido que repetiremos más veces.