12 de novembro de 2009

Regalos para el alma

Me gustaría compartir con vosotros el regalazo que hace unos días nos hizo Ipe.

Me costó leérselo entero porque decían que era "de pena" y no querían, pero finalmente les encantó y querían más y es que es preciosa!!

(Esta cucadiña de la foto es un wombat)

Os dejo con las palabras de Ipe

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He tenido que remontarme muy lejos, a los albores de la humanidad, cuando realmente los malos no existían, entonces se contaban estos cuentos.

Hace mucho, mucho
pero mucho tiempo,
tanto que ya nadie
se acuerda de aquello.

Vivía en Australia,
en pleno desierto
la mamá cangura
y un bebe muy tierno.

Era un día gris,
con nubes y truenos
la mamá cangura
pastaba sin miedo.

El bebe canguro,
pequeño y contento
dormía a su lado,
cerca de sus pechos.

Cuando la cangura,
se hartó de comer
levantó al vista
y había un wombat.

Un wombat viejito,
que iba despacito,
cansado y solito.
¡Era tan bonito!

La mamá cangura,
saludó educada:
“¿mucho ha madrugado?
dijo preocupada.

Y es que los wombat
se levantan tarde
porque a sus ojitos
la luz hace mal.

Aquel tan bonito,
tenía apetito,
quería comerse
un rico pastito.

La mamá cangura,
le quiso ayudar,
porque en el desierto
mucho hay que buscar.

El sol es severo,
la tierra es reseca
el agua no corre,
hay muy poca hierba.

La mamá cangura
y el viejo wombat
charla que te charla
hacen amistad.

Más, ¡cosa terrible!
el bebe canguro
que no sabe andar,
se ha echado a rodar

Rueda que te rueda,
ha llegado lejos,
detrás de unas piedras,
junto a unas ratitas.

El bebe canguro,
que es muy peludito,
con sus patas cortas
les daba abracitos.

Ríen las ratitas
con sus tonterías.
Y ellas también
le hacen monerías.

La mamá ratita
sabe que allá afuera
una madre buena
estará asustada.

Un bebe tan tierno
¿de donde ha salido?
Seguro, seguro
que se habrá perdido.

La mamá cangura,
salta preocupada.
A voces lo llama...
no se escucha nada.

La mamá ratita,
escucha y escucha
porque en el desierto,
siempre hay mucha bulla.

Le llegan las voces
de mamá cangura
que salta y que salta
sobre la llanura.

El viejo wombat
que corre a su lado
se siente culpable,
está preocupado.

Pobre cangurito,
“¿donde estará ahora?”
lejos de la leche
que le da mamá.

¡No ha pasado nada!
El bebé esta aquí
con los ratoncitos
se le ve feliz.

El bebe canguro
que ve a su mamá,
pide la tetita
que tan rica está.

La mamá cangura
y el viejo wombat,
junto a la ratita
idean un plan.

Hay en el desierto,
un ser amoroso
gracias a su magia
es muy poderoso

Vamos a buscar
allá entre las nubes
al Dorado Espíritu
que todo lo ve.

"¿Como subiremos?
¿habrá una escalera?
¿quizás vuele un ave
desde la pradera?"

No hace falta tanto,
no hace falta nada
El lo sabe todo
y a verlos se va.

"¿Qué queréis pedirme?"
Dice sonriente
al tiempo que enseña
muchos muchos dientes.

El wombat empieza,
el habla primero:
“queremos pedirte
un portabebes”

La mamá cangura,
dice suplicante,
“Es para que nunca
se vuelva a perder”

Y el Dorado Espíritu
con su dedo mágico
le hace una bolsita
en la barrigita.

Cuentan en Australia
que desde hace tiempo
las mamás canguras
felices están.

Ellas saltan, saltan
muy alto y muy lejos
y donde van ellas,
con sus bebés van.